Agustín Ibarra Anguela

Pagaba de su bolsillo la manutención de los niños pobres de la catequesis en la colonia de verano de Salou. Al ser advertido por sus padres de que el estado suyo y de la familia no permitían aquellos gastos, él contestaba:
«Con un par de mudadas tengo suficiente, y en caso de estar enfermo tengo las puertas abiertas del hospital.»
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