A un Hermano le entregó su lápiz y los botones de las mangas. Era todo lo que tenia: «Tenga esto, que yo ya no lo necesitare» . Y otro, viéndole radiante de gozo, le preguntó si le habían dado la libertad. «¿Cómo no voy a estar contento, si dentro de muy poco voy a estar en el cielo. Fíjese, tal vez dentro de media hora. ¿Le parece poco?»…
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