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Ficha

Nombre Civil: Agustín
Fecha de Nacimiento: 07/06/1903
Lugar de Nacimiento: Torroella Mongri (Gerona)
Sexo: Varón
Fecha del Martirio: 19/08/1936
Lugar del Martirio: Barcelona
Orden: Orden de San Benito – Benedictino
Datos Biográficos Resumidos:
Estudió en San Anselmo (Roma)
Hizo el Servicio Militar viviendo en Palestina. Se dedicó a las lenguas clásicas.

Biografía extendida

Datos Biográficos Extendidos:
Martirio:
El gran santuario mariano de Montserrat, centro espiritual de Cataluña, había visto renacer la vida monástica benedictina en 1844. Al poco de producirse el Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936, los comités izquierdistas se adueñaron de los alrededores y comenzó el incendio de iglesias y la caza de sacerdotes y religiosos: la evidencia de la inminente persecución religiosa llevó a los monjes de Montserrat a decidir en capítulo el abandono del Monasterio y la dispersión de la Comunidad, formada por 240 personas: 83 monjes sacerdotes, 34 clérigos, 8 novicios coristas, 52 hermanos conversos, 3 novicios conversos, 25 colegiales y 35 monaguillos. El último acto comunitario había sido el previo canto de las Vísperas en el coro el 22 de julio. Bien pronto, los revolucionarios subieron al Santuario y se fueron incautando de algunas dependencias, pero providencialmente quedó a salvo del intento de incendiarlo.
La imagen de la Virgen (la «Moreneta») fue escondida por los monjes, que hubieron de salir de allí sin obtener el salvoconducto que se había solicitado para asegurar sus vidas durante el viaje. Hubo también que evacuar a los huéspedes y a toda la gente que estaba ese verano en Montserrat, pero se dio la prioridad a los niños de la Escolanía y a sus familiares para que marcharan antes que nadie. Los religiosos fueron saliendo en varios grupos y a distinto tiempo; ninguno fue asesinado allí mismo.
El abad del monasterio, Antonio María Marcet, pudo escapar de la Cataluña revolucionaria gracias a la ayuda de los cónsules de Francia e Italia en Barcelona. Llegó a Italia el 1 de agosto de 1936, pocos días después de que la Generalitat decretase requisar el monasterio para tratar de salvaguardar su patrimonio. Desde allí trató de organizar la huida de los monjes, a pesar de los constantes controles revolucionarios existentes. El prior del monasterio, Roberto Grau Bullich, se instaló en Barcelona y trabajó intensamente para salvaguardar la vida de los miembros de la comunidad.

Los monjes de Montserrat, por lo tanto, se dispersaron por diversos lugares. Unos fueron apresados, aunque finalmente no se les mató, pero sufrieron un verdadero calvario; asimismo padecieron dificultades y penalidades los que estuvieron escondidos con gran peligro. Algunos pudieron ser fraternalmente acogidos en monasterios de la Orden en la España nacional, Portugal, Francia, Italia, Alemania, Suiza y Bélgica. Por otro lado, el obispo de Pamplona, monseñor Marcelino Olaechea, S.D.B., consiguió el edificio del balneario de Belascoain, a 22 km. de Pamplona, para que pudiera reunirse allí parte de la Comunidad y rehacer la vida regular; además, muchas otras personas ayudaron a los monjes en la medida de sus posibilidades.
Pero un total de 23 de ellos (de los que uno estaba en el monasterio de El Pueyo, en Barbastro) fueron detenidos y martirizados entre el verano de 1936 e inicios de 1937. Sus martirios no se produjeron en el santuario, sino en distintos sitios tras ser reconocidos como religiosos, apresados y posteriormente asesinados: Es precioso constatar la disposición martirial con que los monjes de Montserrat afrontaron todo lo que pudiera acontecerles, incluso hasta la muerte, como efectivamente sucedió en el caso de los veintitrés, conforme recogen los testimonios recogidos para la Causa de beatificación y canonización, afrontando el trance final y encarando la muerte con miras abiertas al Cielo, a la eternidad.
El 29 de julio de 1936 aparecieron los cadáveres de tres monjes benedictinos de Monserrat abandonados en el depósito de cadáveres del hospital Clínico de Barcelona. Se trataba de: Padre Odilio María Costa Canal, de de 31 años, gran experto y conocedor de la legua griega. Se sabe que manifestaba repetidamente a un compañero «su extraordinario deseo del martirio».Dom Narciso María Vilar Espona, 20 años, asesinado en Monistrol de Monserrat, Barcelona, el 29 de julio de 1936. Decía a algunos compañeros: «Como me agradaría ser màrtir!».Dom Hildebrando María Casanova Vilá, de 18 años.

Los siete monjes de la Ronda de San Pedro (20 de agosto de 1936). Los cuatro padres y dos hermanos relacionados abajo obtuvieron el permiso de la Generalitat para residir en una casa que tenía la Orden en el número 7, 3º 2º, de la Ronda de San Pedro, en Barcelona. A ellos se unió un padre benedictino visitante, el padre Plácido María Feliú, llegado horas antes. Un gran sello de la Generalitat pegado en la puerta del edificio testimoniaba el permiso de residencia. Por el testimonio de don Juan Solá Triado y un joven estudiante de Monserrat «que ahora es monje sacerdote allí», que visitaron por aquellos días esa casa y testificaron posteriormente en el proceso de beatificación, sabemos que los monjes vivían con fervor y se preparaban para un posible sacrificio.Padre José María Fontseré Masdeu, de 82 años. Padre Domingo González Millán (Cipriano, en el mundo), de 55 años, gran experto y conocedor de la lengua latina. Le dijo al hermano de un monje que «yo ya he ofrecido mi vida a Dios cuando entré en religión, y de muy buen grado la daré por Él si llega el momento».Padre Juan Roca Bosch, de 52 años, experto musicólogo.Padre Ambrosio María Busquets Creixell (Agustín, en el mundo), de 33 años.Padre Plácido María Feliú Soler (Cándido, en el mundo), de 31 años.Hermano Eugenio María Erausquín Aramburu (José, en el mundo), de 33 años, impresor en el monasterio.Hermano Emiliano María Guilá Jiménez (Ignacio, en el mundo), de 22 años, natural de Mataró, cuyo hermano Ramón, miembro de la Federación de Jóvenes Cristianos, moriría también mártir. Conversando con un compañero del servicio militar a principios de 1936, le dijo estar seguro de que habría «persecución y que presentía que él no se libraría de la muerte, lo cual, en vez de perturbarle, le hacía estar contento, porque moriría por Dios».
No obstante, a pesar de la autorización y supuesta protección que tenían siete monjes, a las once de la noche del 19 de agosto un grupo de milicianos entró en el edificio mientras perseguía a un canónigo. Al saber que en él se alojaban siete monjes, entraron en el piso, los sacaron a gritos y los hicieron bajar por las escaleras. Una vecina, doña Felisa Beché de Ricart, dijo haber visto al padre Jose María Fontseré bajar torpemente las escaleras debido a su ancianidad, y cómo uno de los milicianos le empujó cruelmente escaleras abajo mientras profería una blasfemia, con lo que el pobre anciano cayó de bruces sobre el rellano principal.

Los monjes fueron sacados a la calle, introducidos en unos coches que esperaban y conducidos en la oscuridad de la noche por el Paseo de Gracia. Tras un corto paseo nocturno, les sacaron de los coches y les fusilaron en un cruce de calles cerca de la Cruz de Pedralbes. En la madrugada del 20 de agosto de 1936 aparecieron los cadáveres de los siete monjes en el cruce de la calle Dels Garrofers con la avenida de la Victoria, en medio de un charco de sangre. Hacia las ocho y media de la mañana la Cruz Roja se hizo cargo de los cuerpos y los llevaron al depósito del Hospital Clínico. Allí el panadero Juan Solá reconoció al padre Fontseré. Avisado el padre prior, Roberto Grau, éste envió al novicio Freixenet, que los identificó a todos a pesar del mal estado en que se encontraban los cadáveres
Colocados en siete ataudes, los cadáveres fueron transportados el domingo 23 de agosto en siete coches al cementerio, donde se les dió sepultura en nichos que eran propiedad de amigos del monasterio de Monserrat. La ceremonia estuvo presidida por ya citado don Juan Solá y un sobrino del padre Juan Roca. El personal del hospital Clínico «se hallaba en la puerta, presenciando el desfile, callado y hasta, al parecer, devoto». Un monje benedictino, disfrazado para pasar desapercibido entre la gente, les recitó un responso individual a cada uno de ellos.
La Cripta de la Basílica de Santa María se construyó, precisamente, en memoria de los mártires. En ella se conservan los restos de los once monjes que se pudieron recuperar.
Nos encontramos en la Cripta de la Basílica de Montserrat, un espacio que, en el año 1950, fue preparado para acoger de una manera digna los once restos que quedaban de los veinte que serán beatificados próximamente.

¿En qué lugar reposan sus restos mortales?
En la Cripta del Monasterio de Nuestra Señora de Montserrat (Barcelona)

Fecha de Beatificación: 13 de octubre de 2013, en Tarragona
Fecha de Canonización: Aún no está beatificado.
Fiesta Canónica: 19 de agosto
6 de noviembre Festividad de los Beatos Mártires del siglo XX sobre Persecución Religiosa.

Fuente:
https://www.religionenlibertad.com/blog/476848232/En-la-Cripta-de-los-Monjes-Martires-de-Montserrat.html
https://sangreredentora.wordpress.com/2021/10/15/monjes-benedictinos-del-monasterio-de-monserratasesinados-entre-julio-de-1936-y-febrero-de-1937/amp/