Sirvan estas líneas como muestra de recuerdo, afecto y admiración al sacerdote valenciano Rvdo. José Vicente Castillo, fallecido este dos de agosto a los 92 años de edad.

Su faceta pública, es todos conocida por ser una persona de gran valía y puede leerse aquí con todo detalle https://www.archivalencia.org/fallece-sacerdote-jose-vicente-castillo-director-colegio-imperial-san-vicente-ferrer-30-anos/

Sin embargo, queremos poner el acento en su aspecto más humano pues tuvímos una estrecha relación con él y,  su simpatía, cariño y gran corazón,  nos conquistó.

   Hijo de un jornalero, asesinado, cuando él solo tenía 5 años de edad, por las ordas comunistas en 1936 por pertenecer al Círculo Católico. El acontecimiento del injusto asesinato de su amado padre  lo vivió con misericordia y perdón, tal y como su madre Luisa le enseñó a él y  a sus dos  hermanos mayores.

 

   Nunca endureció su corazón y durante los 87 años que sobrevivió a su padre Pascual, todos los días rezó un Padrenuestro por él y por sus asesinos,  para que se conviertan porque nosotros perdonamos de verdad,  tal y como le inculcó su madre.

 

Supo bendecir y no maldecir porque cuando uno no perdona no puede recibir la absolución de sus pecados. Y Dios nos perdonó y nos reconcilió a través de su Hijo.

   Perdonó hasta la reconciliación, pero sin disfrazar la verdad (mi padre no fue muerto, fue asesinado, repetía siempre), ni olvidar los hechos tal cual fueron.

 

En su mente quedaron grabadas las vivencias de llevar las mudas a su padre hasta la improvisada prisión  del pueblo, las lágrimas de su madre cuando los milicianos impidieron que sus padres se despidieran con un beso, la búsqueda de los restos y el traslado hasta la capilla del Pilar del Valle de los Caídos…. pero supo perdonar de verdad con pocas explicaciones y sin condiciones, como un digno hijo de Dios y así mantuvo un corazón libre, alegre y en paz hasta su muerte.

Dos grandes Papas que sufrieron el comunismo, nos predicaron incesantemente sobre el perdón.

El Papa Benedicto XVI explicaba en sus catequesis  que el perdón no es una negación del error sino una participación en la curación y el amor transformador de Dios que reconcilia y restaura… El amor a los enemigos constituye el núcleo de la revolución cristiana. Esta es la novedad del Evangelio, que cambia el mundo sin hacer ruido. Este es el heroísmo de los «pequeños», que creen en el amor de Dios 

Y San Juan Pablo II repetía que  el perdón, que nace del amor al enemigo, es la más alta manifestación de la caridad divina. A este propósito, Jesús afirma que no constituye un mérito particular amar a quienes son nuestros amigos y nos benefician (Mt 5, 46-47). Tiene verdadero mérito el que ama a su enemigo. Pero ¿quién tendría la fuerza para coronar una cima tan sublime, si no estuviera sostenido por el amor a Dios?… El único camino de la paz es el perdón. 

    El Rvdo. don José Vicente Castillo, q.e.p.d., a través de su madre conoció ese camino.

En el libro “Hogares de amor y perdón” se puede leer su testimonio completo https://enraizados.org/tag/valientes/