Juan Antonio Salutrégui Iribarren
Cuando le fueron a detener, el P. Antonio de Jesús María se encontraba celebrando misa en la iglesia. Ya había consagrado cuando los milicianos, con sus fusiles, entraron en la iglesia, entre blasfemias y pistola, intimaron al celebrante a que dejara la celebración. Con serenidad acabó de celebrar la eucaristía y consumió todas las formas que había en el sagrario, para evitar su profanación.
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