Hilario de Santiago Paredes

Su salud empeora, y siguiendo el consejo de los médicos, el 12 de mayo de 1936, es trasladado a la enfermería de Les Avellanes. Ahí y en esas condiciones le espera el martirio.
Los milicianos lo sacan de la cama, lo llevan al frontón y lo asesinan sin que él oponga resistencia alguna, mientras grita: “Viva Cristo Rey”…
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